domingo, 21 de julio de 2019

ANIMALES PRÓJIMOS



PARA ACABAR CON LA TORTURA A LOS ANIMALES
Juan Ignacio Codina Segovia.- Pan y toros, Madrid, Plaza y Valdés, 2018, 238 páginas, 14,50€

En el año 2005 se publicó un fundamental ensayo que estudiaba el lugar de los animales en las sociedades industriales. Su título era Todos los animales somos hermanos. Su autor un filósofo y poeta, Jorge Riechmann, que concentraba en este volumen de 357 páginas todos sus saberes sobre ética, ecología y biología para aprender a ver con una mirada nueva nuestro mundo y nuestras relaciones con los otros, que también son los animales. En un Anejo (después ampliado a libro) se incluía una amplia antología sobre derecho, ética y animales, textos publicados a lo largo de más de tres siglos, que defendían un cambio de actitud y de posición política respecto a los mismos. Dos años antes se fundaba el Partido Animalista Contra el Maltrato Animal (PACMA) que en poco más de un década de luchas, a través de campañas, denuncias y manifiestos (luchas que han sido muchas veces ridiculizadas o violentadas), ha transformado en gran medida la mentalidad que consideraba a los animales como meros apéndices de los seres humanos, utilizados para su beneficio, y que se basada en una supuesta superioridad de los segundos. El respeto moral hacia los animales fue también el punto de partida de otro filósofo y científico, Jesús Mosterín, que –en respuesta a una pregunta- decía “sí, me parece que la tortura de las ocas para producir foie-gras con su hígado enfermo es intolerable; por eso ya se ha prohibido en bastantes países. La caza mal llamada “deportiva” perdió todo su sentido con la revolución del Neolítico; ahora es inaceptable. Y, como ya he dicho, la ganadería intensiva es inaceptable”. 
El libro de Codina se suma a estas luchas que impulsan numerosos colectivos, y se centra en el pensamiento antitaurino (detalladamente) y en la violencia contra los animales. Ese es, sin duda, su primer gran acierto: que después de realizar una tesis doctoral sobre el discurso contra la violencia hacia los toros (de la que se nutre este libro), la misma le permite desmontar el argumento de los defensores de las corridas de toros de que esta oposición radical contra la llamada “fiesta nacional”  y otras “celebraciones” en la que sufren animales es solamente una moda. Para ello, sus páginas se llenan de numerosas citas y fragmentos de obras de autores, escritoras, políticos, pensadoras, etc. que desde la Edad media y hasta nuestros días han defendido a los animales, han denunciado públicamente las corridas de toros reclamando su abolición, y han esbozado los principios de una relación justa con los animales. Este es su segundo gran acierto: exponer las razones contra las corridas de toros. El capítulo 1 se titula, significativamente, “ocho siglos de argumentos antitaurinos”. Un tercer gran acierto tiene que ver con la reinterpretación y la relectura de algunas de las obras más importantes de la literatura y el arte, como la serie de Goya sobre la “Tauromaquia”, generalmente explicadas como ejemplo del interés que tenían artistas y escritoras por las corridas de toros y la estetización (pasar rasgos de la experiencia estética al toreo) que defendían. El caso de Goya es considerado como un ejemplo de manipulación realizada por los
defensores de las corridas de toros pues su serie era oscura, dura y violenta, lo que producía rechazo; efecto contrario al que hubiese pretendido alguien que quisiera favorecer la llamada “fiesta nacional” (p. 86). Y, sin embargo, el libro no es una historia del pensamiento antitaurino, porque se limita a recopilar citas de distintos escritores y autoras sin establecer los elementos que pudieran explicar una progresiva conformación de ese pensamiento, las articulaciones del mismo y sus variaciones críticas a lo largo del tiempo. Un renuncia a ser historia que se ve bien a las claras en el hecho de que los capítulos se organizan por temas (“la falacia del antiespañolismo”, “la protección de los menores frente a la exposición a las corridas de toros”, etc.) donde se vuelve una y otra vez a las citas de autores y autoras antes comentados. No ayuda a la elaboración crítica que quiere hacer Codina sus constantes coloquialismo, que terminan por cansar y llevar el texto a otro lugar –a la lucha de confrontación- y no al que había anunciado –la historia-), del tipo “si los santos levantaran la cabeza”, “ya está bien, ¿no?” o “los taurinos eran capaces de todo”, incluyendo el oportunista capítulo “las mujeres en el pensamiento antitaurino” (capítulo 7). Pan y toros es un libro fallido pero útil y eficiente (CVH).

No hay comentarios:

Publicar un comentario