de DAVID MAMET
17, 18, 24 y 25 de Septiembre; 20:30 horas
Cía. No Es Culpa Nuestra
David Mamet (1947), dramaturgo, director de cine, guionista y novelista norteamericano, autor de, entre otras The Water Engine and Mr. Happiness (La máquina acuática y el señor Felicidad, 1977), Una vida en el teatro (1977), Goldberg Street: Short plays and Monologues (1981), Edmond (1982), Glengarry Glen Ross (1983, Premio Pulitzer 1984), El criptograma (1995).
Argumento: Carol va al despacho de su profesor a revisar la nota de un trabajo. A partir de esta situación va desarrollándose la relación de dos personas diferenciadas jerárquicamente con ambiciones distintas, dos visiones hacia el mundo que entrarán en conflicto. Una obra magníficamente construida sobre las relaciones entre estos dos personajes, que muestra cuestiones básicas sobre el poder, la educación, y los intereses personales y las estrategias para conseguir las cosas.
Entrevista (1994) a Mamet sobre Oleanna:
Geoffrey Norman y John Rezek: Su película Oleanna, y la obra, tocó un punto candente de la cultura, con un hombre y una mujer que acaban, literalmente, echándose el uno al cuello del otro. ¿Por qué hay tanta tensión entre los sexos?
Mamet: Éste siempre ha sido un país puritano, y el sexo siempre nos ha aterrorizado. Ese terror adopta distintas formas. A veces es un consentimiento excesivo y, claro, otras es todo lo contrario.
Pregunta: ¿Por qué estos tiempos tienen que ser de represión?
Mamet: Para empezar, hay escasez económica. La gente tiende a ponerse picajosa cuando no hay suficiente trabajo para todos. También creo que nuestras expectativas se desmoronan. El impulso sexual está concebido para asegurar la supervivencia de la especie, por mucho que nos resistamos a aceptarlo. Pero hoy día para los jóvenes es muy difícil decir: «Bien, ya sea contigo este año o con otra persona el año que viene, voy a casarme, comprar una casa, conseguir un empleo, sentar la cabeza y tener hijos». Para ellos es terrible decir eso. No pueden casarse. No hay trabajo. No pueden comprarse la casa ni tener un perro que se llame Randy. Ahora nuestras expectativas son mayores que nuestra capacidad de satisfacerlas.
Pregunta: ¿Así que la alternativa es el tipo de antagonismo que vemos entre los sexos?
Mamet: Surgirán alternativas. En los años 1970 y 1980 imperaba la idea de las relaciones amorosas continuas. Decías: «No quiero casarme; sólo quiero ir por ahí y pasármelo bien».
Eso funcionó un tiempo, y luego, de pronto, dejó de ser una idea tan buena. En los años 1960 y 19701a revista de humor National Lampoon publicó un artículo sobre un rumor acerca de una nueva cepa de gonorrea que trajeron los que volvieron de Vietnam. Si la cogías, te morías. Muy gracioso. Así que ahora uno no puede comprometerse con alguien porque no puede mantener a una familia, y el sexo de recreo queda descartado porque el sida mata. Por consiguiente, la sociedad va a darnos una especie de mecanismo intermedio, algo que sirva para que la gente evite relacionarse. Y ya lo tenemos: el acoso sexual. La cultura tiene que reemplazar. Surgirán alternativas para quitarnos el problema de encima. «Vaya, ¿qué espera ella de mí?» Es una pregunta retórica. Significa: «No entiendo nada; más vale que me retire». Por otro lado, «Necesito que él sea más sensible conmigo». Eso es poesía. No significa nada. Significa: «Más vale que me retire porque tengo miedo».
Pregunta: El estreno de Oleanna no pudo ser más oportuno. Coincidió justo con un momento en que el acoso sexual era un tema candente. ¿Le influyeron las sesiones contra el juez del tribunal Supremo Clarence Thomas en el Senado?
Mamet: No, de hecho no seguí esas sesiones. Fue muy raro. Escribí la obra antes de las sesiones, y la guardé en un cajón.
Pregunta: ¿Por qué?
Mamet: Por dos razones. Primero, porque no tenía el último acto. Y luego porque cuando escribí la obra, me pareció un poco rebuscada. Más tarde, cuando empezaron las sesiones de Thomas, saqué la obra del cajón y me puse con ella otra vez. Una de las primeras personas que vieron la obra fue el director de una escuela muy buena de aquí de Cambridge. Dijo: «Hace dieciocho meses, habría dicho que esta obra era pura fantasía. Pero ahora, cuando nos reunimos los directores de escuela en congresos, nos susurramos unos a otros: "¿Te das cuenta? Estamos todos al borde del final de una carrera"».
Pregunta: ¿Ésa fue una reacción típica?
Mamet: Estalló una polémica que nunca había visto en teatro. Los miembros del público se peleaban a gritos y puñetazos. La gente se levantaba y gritaba «Y una mierda» al escenario sin darse cuenta de lo que hacía. Un par de personas enloquecieron un poco y perdieron la compostura.
Pregunta: ¿O sea que no es una obra buena de «chico conoce chica»?
Mamet: Es una obra de «chico conoce chica» espantosa. Pero en realidad para mí nunca fue una obra sobre el acoso sexual. Creo que el tema era, en gran medida, una bandera de conveniencia para una obra con la estructura de una tragedia. Igual que los temas de las relaciones raciales y la xenofobia son banderas de conveniencia para Othello. No tiene nada que ver con la raza. Esta obra -y la película- es una tragedia sobre el poder. Hay dos personas que tienen mucho que decirse, que sienten un afecto legítimo la una por la otra. Pero la protección de sus posiciones se vuelve más importante que el intento de satisfacer sus mejores intereses. Y eso los conduce por una pendiente resbaladiza hasta el punto de que, al final de la obra, acaban echándose el uno al cuello del otro. Mis obras no son políticas. Son dramáticas. No creo que el teatro sea un lugar indicado para el debate político. No porque esté mal, sino porque no funciona del todo bien.
Pregunta: ¿Cree que puede entender e identificarse con el punto de vista femenino en este clima hostil? Sus críticos dirían que su punto de vista es exclusivamente masculino. ¿Eso es un golpe bajo?
Mamet: No es un golpe bajo, pero tampoco es exacto. Fíjense en Oleanna, por ejemplo, en lo que dice ella sobre el poder y los privilegios: yo pienso lo mismo. Si no lo pensara, la obra no quedaría tan bien. Es una obra sobre dos personas, y las dos tienen razón. Sin embargo, acaban destruyéndose.
Pregunta: ¿Así que es posible, pues, que tanto Anita Hill como Clarence Thomas dijeran la verdad?
Mamet: Sí, claro. Ya saben que el concepto general de la jurisprudencia americana es que no se puede establecer quién dice la verdad. Ésa no es la función del jurado. Lo que tiene que hacer el jurado es decidir cuál de las dos partes ha defendido mejor su causa. Las urnas -que están sustituyendo al sistema judicial como manera de resolver disputas- no son mejores.
Sobre la Compañía No Es Culpa Nuestra y el montaje:
http://noesculpanuestra.blogspot.com/2010/03/oleanna-de-david-mamet.html
http://oleanna-necn.blogspot.com/
Actividades paralelas:
Jueves, 16 de Septiembre, 17:00 horas
AMERICAN BUFFALO (1996)
Dirigida por Michael Corrente
Guión de David Mamet sobre su obra homónima
Jueves, 16 de Septiembre, 19:30 horas
GLENGARRY GLEN ROSS (1992)
Dirigida por James Foley
Guión de David Mamet sobre su obra homónima
Jueves, 23 de Septiembre, 17:00 horas
OLEANNA (1994)
Dirigida por David Mamet
Guión de David Mamet sobre su obra homónima
Jueves, 23 de Septiembre, 19:30 horas
CASA DE JUEGOS (1987)
Dirigida por David Mamet
SEMINARIO DAVID MAMET
Viernes 24 de Septiembre y 1 de Octubre
12:00 y 17:00 horas
Sala Youkali. c/ Santa Julia, 11. Metro: Nueva Numancia. Buses: 10, 24, 54, 57, 111, 310.
Teléfono: 91-478-22-20