UNA EXPLORACIÓN DE LO QUE VIENE
Jorge Riechmann, Adrián Almazán, Carmen Madorrán y Emilio Santiago
Muiño.- Ecosocialismo descalzo.
Tentativas, Barcelona, Icaria, 2018, 334 páginas, 20€
En varios ensayos sobre la técnica, el filósofo Günther Anders
estableció una tesis sobre nuestro tiempo: existe, decía, un desnivel entre lo
que los seres humanos pueden producir y nuestra capacidad para representarnos
los resultados de toda esa potencia. El ingente esfuerzo que se hace en el
primer ensayo del libro, “¿Ecosocialismo descalzo?”, tiene como objetivo salvar
tal diferencia desde una posición realista radical y explorar los escenarios
hacia los que nos dirigimos. Pocas veces se ha descrito tan descarnadamente y
sin censuras ilusionistas nuestro futuro. Difícilmente se puede encontrar un
texto que, como este, desmonte punto por punto las alternativas con las que se
nos quiere convencer de que, al final, habrá solución para nuestra civilización
sin tirar de los frenos de emergencia. Con escasa frecuencia se define tan
claramente el mundo al que estamos abocados si queremos evitar la catástrofe. Riechmann
ha cubierto ese desnivel: ya tenemos la representación
(sin la espectacularidad del desastre que presenta el cine, el arte o la
narrativa). Y ahora solo queda saber qué
podemos hacer y cómo. Paradójicamente,
la segunda parte del libro es, en su mayor parte, una celebrada ocultación de
la impotencia bajo el peso de citas, sentencias y buenas palabras vacías, hasta
llegar a restituir todo un conjunto de elementos reaccionarios que recuperan el
esencialismo antropológico y de género frente a la construcción social y
conflictiva de las subjetividades humanas; reafirman equivocadamente el
significado de pobreza para referirse
a una nueva condición necesaria para la vida; o impugnan el razonamiento político
que se deriva de lo explicado en la primera parte, sin aportar respuesta política alguna más allá de
consideraciones generales. Nada ayudan las apelaciones a una supuesta nueva
ilustración o a un conjunto de normas morales que se juega en términos de cómo
deberíamos actuar, y menos aún las imágenes líricas que revelan los huecos de
lo que no se puede decir porque no se sabe, si no vienen acompañadas de un programa de trabajo colectivo que
especifique dónde, cómo y cuándo. También en este libro se produce un desnivel
intelectual: el que se da entre el primer artículo, la representación del lugar
en el que estamos o deberíamos, y los otros tres, la capacidad de actuar en
función de lo señalado.
Como se dice en
la nota introductoria a este libro: “el determinante básico para nuestras
sociedades industriales en el mundo real de nuestro siglo XXI –el Siglo de la
Gran Prueba- es el choque contra los límites biofísicos del planeta (situación
que ya estaba planteada hace más de medio siglo y viene agravándose desde
entonces, a resultas de la Gran Aceleración que se produjo tras el final de la
Segunda Guerra Mundial). Si consideramos las perspectivas de colapso
ecológico-social que se derivan del calentamiento global y el cénit de las
energías no renovables [pico del petróleo, especialmente], todo indica que
estamos en medio de un naufragio civilizatorio” (p. 9). Ecosocialismo descalzo, al menos en su primera parte, consigue
representar las consecuencias de este choque y, con ello, parecen quedar
apuntadas implícitamente algunas preguntas: ¿qué nos impide responsabilizarnos
de esta situación crítica y actuar por tanto? ¿Está el ser humano tan sometido a las formas de vida social
capitalistas que nos han traído hasta aquí, e integrado en ellas, que es incapaz de rebelarse contra las mismas? ¿No
sirve de nada saber o el conocimiento se ha convertido ya en un saber sin
consecuencias? Una vez visto el futuro siniestro que presenta el libro, ¿por
qué no nos pasa como a aquellas personas que cuando sufren un shock, por la
noticia de un cáncer, la experimentación de situaciones límites o la pérdida de
alguien fundamental, empiezan a valorar otras cosas de la vida y rechazan lo
que estaban viviendo? ¿Es nuestra pasividad ante las consecuencias del ecocidio
resultado de la distancia física y psíquica, distancia sensitiva y emocional,
ante sus consecuencias, lo que –además- incrementa la naturaleza colectiva de
la acción dañina? Y, una vez más: ¿cómo ponemos fin al tiempo terrible que
tenemos ante nosotros? (CVH)
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